"Allá vamos, otra vez” es una flecha lanzada en defensa de los pueblos indígenas.
El “desarrollo” de los pueblos indígenas en contra de su voluntad –en el fondo, para que otros puedan apropiarse de sus tierras y recursos –hunde sus raíces en el colonialismo del siglo XX (“nosotros sabemos qué es lo mejor”) y viste ahora, en el siglo XXI, el disfraz de lo “políticamente correcto”. Los pueblos indígenas no son atrasados: son sociedades vivas y autónomas que, al igual que nosotros, se adaptan constantemente a un mundo cambiante.
La principal diferencia entre los pueblos indígenas y nosotros radica en que nosotros les arrebatamos sus tierras y recursos, y nos valemos del argumento engañoso, incluso racista, de que lo hacemos por su propio bien. Eso se llama conquista, no desarrollo (Sthepen Corr).
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